Pese a que este año la COVID-19 ha monopolizado nuestras preocupaciones, no olvidemos que estamos en primavera.
En esta estación se produce la polinización provocada por la emisión del polen por las plantas con flor. Esta alergia al polen o polinosis también es conocida como alergia primaveral. Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEIAC) las alergias por polen afectan a 8 millones de personas en nuestro país y en los últimos 10 años se ha duplicado su incidencia debido al cambio climático y a la contaminación. También remarcan que las más frecuentes están en relación a gramíneas, olivo, arizónica, platanero, salsola y a la parietaria. Un dato positivo, en un último informe de marzo, desde la SEIAC auguran una primavera leve para los alérgicos al polen en el litoral mediterráneo y Baleares.
Las alergias por polen afectan a 8 millones de personas en nuestro país
Si bien en primavera existe este repunte debido a la presencia de estos alérgenos, existen otros neumoalérgenos a parte de los pólenes tales como los ácaros del polvo, el moho o la caspa animal. Otras alergias habituales son las alimentarias, las medicamentosas y las alergias de contacto (al látex, a metales, a cremas, etc).
La sintomatologia irá en relación al órgano que afecte, senos, fosas nasales, resto de la vía respiratoria, la piel (urticaria, erupción o picazón), las diferentes mucosas y también el aparato digestivo. En la mayoría de casos ésta será leve aunque existen situaciones graves, tales como la hiperreactividad bronquial y la anafilaxia. La rinitis alérgica, la presentación más habitual en la alergia primaveral, provoca estornudos, enrojecimiento ocular con lagrimeo (conjuntivitis), picazón en el paladar, nariz congestiva y goteante.
Para su diagnóstico, las pruebas más conocidas, son las de provocación cutánea (el prick test, las pruebas intradérmicas y las pruebas epicutáneas con parches). Si bien, hoy en día se puede determinar mediante una sencilla analítica de sangre, con la determinación de IgE alérgeno-específica. Se mide la concentración de los distintos anticuerpos IgE, encargados de activar el mastocito, una de las células del sistema inmune, que a su vez produce la histamina y otras sustancias inflamatorias. Habitualmente las IgE se encuentran en pequeñas cantidades en el cuerpo, pero pueden aumentar su concentración tras la exposición a un determinado agente externo, el alérgeno, produciendo una reacción desproporcionada y exagerada, la alergia.
Se puede determinar si uno es alérgico mediante una sencilla analítica de sangre, con la determinación de IgE alérgeno-específica
Desde Clínica Ferrer Castelló además de aliviar estos molestos síntomas realizamos el estudio dirigido. La detección del alérgeno nos permitirá minimizar la exposición y tomar futuras medidas de prevención.