Pruebas de laboratorio
- Análisis sanguíneos, mediante la obtención de una pequeña cantidad de sangre a través de la punción de una vena, habitualmente cercana al codo. Esta muestra se envía al laboratorio donde se analizan diferentes parámetros que servirán para el estudio y seguimiento de las diversas patologías.
- Pruebas de microbiología. Se pueden obtener muestras de diferentes localización (esputo, orina, heces, moco cervical…) que se estudian en el laboratorio para diagnósticas infecciones producidas por bacterias, virus y hongos.
- Pruebas de anatomía patológica. Tras obtener una muestra (piel, mucosa…) mediante una pequeña punción o incisión, se analizan las estructuras y células que componen esta pieza para el diagnóstica de lesiones cancerossas, precancerosas y enfermedades no malignas.
- Test de cribado prenatal en sangre materna. Mediante la extracción de una muestra sanguínea de la madre, podemos identificar trisomías fetales de los cromosomas 13 (Síndrome de Patau), 18 (Síndrome de Edwards) y 21 (Síndrome de Down), además del sexo fetal.
Estudios de ITS:
- VHB (virus de la hepatitis B), mediante la detección directa del virus y determinación de la carga viral.
- VHC (virus de la hepatitis C), mediante serología y carga viral.
- VIH (virus de la inmunodeficiencia humana): Las últimas guías europeas recomiendan la utilización de técnicas ELISA de 4ª Generación que incluyen la determinación de anticuerpos (anti-VIH1 y anti-VIH2) y del antígeno p24. Estas pruebas permiten reducir el tiempo de 2 a 4 semanas entre la adquisición de la infección y su detección. Los resultados positivos deben confirmarse con el Western Blot. La carga viral (número de copias de ARN del virus en el plasma), así como la cifra de CD4 y la situación clínica del paciente, se emplean a la hora de iniciar el tratamiento y monitorización de la respuesta al mismo.
- Treponema pallidum (sífilis): En el suero se realizan pruebas no treponémicas (RPR), útiles en el cribado de la infección, seguimiento del tratamiento y control de la curación, y pruebas treponémicas (detección de anticuerpos IgG e IgM), para la confirmación del diagnóstico cuando las pruebas no treponémicas resultan positivas.
- Virus del Papiloma huma (HPV): Se han identificado más de 100 genotipos de HPV. La infección por HPV puede ocasionar manifestaciones benignas, como son los condilomas o verrugas genitales, las cuales están ocasionadas por los genotipos 6 y 11 (HPV6 y HPV11). Su importancia radica en la asociación entre el HPV y el cáncer de cérvix, siendo los genotipos más oncogénicos el HPV 16 y el HPV 18. Mediante la toma de un frotis cervical, se puede detectar la presencia de HPV y su tipificación. Existen vacunas que han demostrado su eficacia para evitar la infección persistente y las lesiones precancerígenas asociadas a los HPV de alto riesgo más prevalentes. El momento óptimo para iniciar la vacunación es antes del debut sexual de la mujer. Se pueden detectar anticuerpos en sangre, útiles en el estudio de la eficacia de la vacunación.
- Neisseria gonorrhoeae (gonococo): causante de uretritis gonocócica, enfermedad inflamatoria pélvica. Cultivo de frotis de exudado uretral y cervical.
- Clamydia trachomatis (linfogranuloma venéreo, uretritis no gonocócica y cervicitis): mediante la visualización de la bacteria en un frotis y la detección de anticuerpos específicos en sangre.
- Ureaplasma urealyticum (causa de uretritis no gonocócica): mediante frotis de la secreción uretral para detectar la bacteria.